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miércoles, 19 de octubre de 2011

Desmitificando al lobo en Ourense

Os cuelgo el cartel de unas jornadas interesantes que se realizarán en breves en Ourense. Se ruega difusión (y asistencia). 
Podeís obtener más información en la página de ASCEL pinchando AQUI y el contacto para inscribiros en la página del Aula da Natureza do río Miño pinchando AQUI.

Espero que os animeis. Saludos y Gracias!


miércoles, 5 de octubre de 2011

Usos tradicionales y Conservación de la Naturaleza

Creo de primer orden difundir artículos como la tribuna redactada hace unos días por Rolando Rodríguez Muñoz, Investigador de la Universidad de Exeter de Reino Unido.

Explotar un ecosistema natural no contribuye a conservarlo

En los últimos años ha cobrado auge la idea de que el mantenimiento de los usos tradicionales agrícolas y ganaderos es fundamental para la conservación de la naturaleza. Esta idea parte de la importancia que tiene continuar con este tipo de prácticas para evitar que desaparezcan los ecosistemas artificiales a que han dado origen durante los últimos cientos de años. Sin embargo, su aplicación a la conservación de hábitats naturales resulta contraproducente, ya que aunque un nivel moderado de explotación puede ser compatible con la conservación, en ningún caso contribuye a ella.

Los pastizales alpinos son hábitats naturales generados entre otras  razones por las características climáticas de las altitudes en las que se hallan. En este caso, la imagen corresponde a una pastizal de Somiedo creado tras talar el bosque autóctono y el mantenimiento de altas cargas ganaderas y desbroces continuos realizados con fondos públicos.
La explotación ganadera, agrícola y forestal desarrollada en España desde la Edad Media ha dado origen a «ecosistemas» artificiales que actualmente ocupan la mayor parte del país. Los bosques originales fueron sustituidos por pastizales, campiñas y cultivos cerealistas, lo que hizo desaparecer la fauna forestal y favoreció la expansión de animales y plantas asociados a este tipo de ambientes deforestados. Dada la magnitud del cambio, las poblaciones de algunas de estas especies son ahora más abundantes en estos paisajes artificiales que en las zonas en las que ya existían previamente de manera natural. Por ello, algunas podrían ser consideradas en la actualidad como rehenes del mantenimiento de esos ecosistemas artificiales, sin los cuales su estatus podría verse amenazado.
Mosaico artificial de diferentes hábitats en la montaña luguesa. Aunque en su conjunto quizás pueda albergar un número mayor de especies que el bosque primitivo, en ningún caso se puede considerar esta alteración (la tala del bosque autóctono para la creación de este paisaje) como un fomento de la biodiversidad y además, este mosaico no alcanza lo complejidad biológica que alcanzaría en el mismo emplazamiento el hábitat climácico (que en este caso sería un robledal caducifolio).
Tras la revolución industrial y, sobre todo, tras la entrada de España en la Unión Europea, muchas de las zonas explotadas durante siglos han sido abandonadas o sometidas a nuevos sistemas de aprovechamiento más intensivos. Estos cambios de uso han hecho que las áreas afectadas dejen de ser aptas para esa fauna y flora cuya expansión se vio favorecida históricamente. Los argumentos a favor de los usos tradicionales como herramienta de conservación tienen sentido cuando el objetivo es evitar esos cambios y mantener estos ecosistemas artificiales y sus especies asociadas. Sin embargo, la situación es muy distinta cuando se trata de ecosistemas naturales. Ya sea con métodos tradicionales o modernos, la agricultura y la ganadería son los principales factores causantes de la destrucción de hábitats naturales en todo el mundo, promoviendo la pérdida de suelo y la desertificación. Los bosques han resultado particularmente afectados por estos procesos. En el caso de Asturias, una región que en origen era eminentemente forestal, el bosque ocupa actualmente menos de la décima parte del territorio. Su distribución es muy desigual. En las zonas montanas ocupa alrededor de una quinta parte de la superficie, mientras que en las zonas más bajas casi ha sido erradicado, primero con métodos tradicionales y posteriormente con la implantación de sistemas de explotación intensivos. En algunas áreas, sobre todo en zonas de montaña del Occidente, el despoblamiento y el abandono de esos usos tradicionales han favorecido el inicio de un proceso natural de recuperación del bosque. Esta recuperación se produce mediante una transición gradual en la que las praderías se cubren de matorrales y posteriormente esas zonas de matorral se cubren de árboles. Plantear la potenciación de los aprovechamientos tradicionales en estas zonas como método de recuperación del bosque es un sinsentido, ya que supone un retroceso en ese proceso gradual de regeneración natural.
Desbroce realizado en zona osera. Teneis una explicación muy aclaradora en este ENLACE

No cabe duda de que el mantenimiento de los usos tradicionales es importante para conservar ecosistemas artificiales, como las campiñas, de los que depende la producción de alimentos y otros recursos que todos necesitamos, y en los que viven una gran variedad de especies de animales y plantas. Pero no menos importante es restringir ese tipo de usos en las áreas designadas como espacios protegidos, uno de cuyos principales objetivos es la conservación de los hábitats naturales. En último término, la base del problema parece estar en la confusión entre la acción del hombre y la de la naturaleza como modeladores del paisaje.

Brutal desbroce recientemente realizado en la Sierra del Cando (Red Natura 2000) para favorecer la ganadería extensiva. Los tractores desbrozaron varias parcelas de matorrales higrófilos y turberas, hábitats prioritarios protegidos por la normativa europea.

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