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lunes, 27 de septiembre de 2010

Época de cambios y retos: sobre migrantes y merenderas

Hay una época en la que, tras los calores estivales, los días parecen acortarse bruscamente y las temperaturas caen en picado. Antaño, en ese momento del año y debido al decrecimiento de las horas de luz, a los jornaleros del campo se les dejaba de servir la merienda. Unas plantas llamadas precisamente Quitameriendas tapizan de púrpura y lila los suelos de la península durante esta época, representan un periodo de cambios y la transición entre el verano y el otoño. La Merendera es un endemismo ibérico.

Merendera pyrenaica

Tapiz de quitameriendas en flor

Estos días centenares de Papamoscas, Collalbas grises, Mosquiteros musicales y Tarabillas norteñas llegan a nuestros campos para hacer una parada en su epopeya migracional, alimentarse y acumular grasa que quemarán durante su viaje. Están "en paso" como se suele decir. Es una fortuna poder observar estas aves que crían en el norte de Europa, uno se pregunta si alguna vez nos volveremos a cruzar.
El movimiento de animales migratorios generalmente se corresponde con cambios estacionales del clima y está motivado por la búsqueda de alimento y su abundancia.


Las aves que migran aprovechan condiciones favorables que se presentan de manera temporal.  Según esta posición, las aves migratorias del hemisferio norte en realidad son aves tropicales que aprovechan temporalmente los días largos y la abundancia de insectos de los veranos del hemisferio norte y no aves del hemisferio norte que toleran las condiciones del hemisferio sur por escapar de condiciones desfavorables durante el invierno boreal.


En general, las especies que pasan el periodo frío en los trópicos sobreviven mejor el invierno que las que se quedan en zonas templadas. Pero, los residentes permanentes de zonas templadas logran mayores índices de reproducción que los migrantes. Por otro lado, los residentes del trópico se reproducen menos pero tienen ratios de supervivencia más altos. En las zonas tropicales las nidadas son menos exitosas, las aves ponen menos huevos y cada pareja intenta poner huevos con más frecuencia, pero los que logran llegar a adultos viven más tiempo.


Ciertas especies escogen diferentes rutas segun la época del año. En el noroeste ibérico, el paso postnupcial es mucho mayor que durante el paso prenupcial, ya que las migradoras parecen trazar sus rutas hacia los cuarteles de cría por la mitad oriental de la península.

 Papamoscas cerrojillo

Ficedula hypoleuca

El Papamoscas cerrojilo tiene sus cuarteles de invernada en Africa Tropical,  en una amplia variedad de bosques, desde la savana hasta casi la plurisilva y abarcan geográficamente desde el Senegal hasta el Sudán y Tanzania. En  invierno es común en Costa del Marfil, Nigeria, Togo, Tchad, etc.


Esta especie, junto a la Curruca zarcera Sylvia communis y el Carricerín común Acrocephalus schoenobaenus, podrían volar de 40 a 60 horas sin tregua por un eje noroeste-suroeste durante 2.200-2.500 km. como mínimo por encima del Sahara. Hay datos de un Papamoscas cerrojillo recapturado en Finlandia tras haber sido anillado 31 días antes en Cádiz, a 3.048 km en línea recta. No está mal para un pajarillo de este tamaño!

Mosquitero musical

Phylloscopus trochillus

El Mosquitero musical se puede ver muy facilmente entre agosto y octubre alimentándose de pulgones entre los hinojos y en los sauces. Su mayor tamaño, su color amarillento (no oliva) y su ceja más marcada pueden ayudar a distinguirlo de los otros mosquiteros. Al igual que los papamoscas, las aves que llegan a Iberia proceden principalmente de Europa Occidental (UK) y Escandinavia.


Algo curioso en esta especie (y en alguna otra) es que los jóvenes que nacen más al norte (Escandinavia) emprenden antes el viaje migracional que las poblaciones situadas más al sur (Alemania por ej.)- Igualmente, sus cuarteles de invernada están situados más al sur, realizando por lo tando una migración de más distancia, por lo que son ejemplares de mayor tamaño alar.

Curruca zarcera     Sylvia communis

Las Currucas zarceras que pasan por el noroeste ibérico proceden en su mayoría de Europa occidental (UK) y en menor medida de Bélgica, Francia, Alemania, etc. Inverna en África, en savanas y matas espinosas.


Despues de 1965, se produjo una reducción del 75% de sus efectivos, probablemente a causa de las pérdidas de hábitat en el Sahel, donde el ave inverna. Las poblaciones orientales, en cambio, invernan en Asia y su nº de ejemplares no sufrió esa merma.

 Tarabilla norteña    Saxicola rubetra

Desgraciadamente, muchos caen durante ese viaje. Recuerdo un Papamoscas cerrojillo en una cuneta, una Curruca capirotada Sylvia atricapilla en la parrila de un coche, un gavilán llevándose entre las garras un Mosquitero musical y algún que otro correlimos victima del Halcón peregrino.
La Tarabilla norteña de la foto superior posiblemente se haya sumado a la larga lista. Este ejemplar fue encontrado semiconsciente en una dehesa salmantina, en pleno agosto y tras colisionar contra uno de los múltiples vallados que fragmentan nuestro país. Lo liberé con serias dudas sobre la duración de su vida.


Los tendidos eléctricos, los aerogeneradores y la gran red de infraestructuras viarias de nuestro país afectan a la migración de las aves. La pérdida del hábitat es la amenaza más grande. La destrucción de los humedales, que son los sitios de parada transitoria y de invernada para muchas aves migratorias,  está fomentada por la especulación urbanística de nuestras costas y los usos irracionales del agua.


Cuando el flujo de migrantes haya cesado, vendrán los invernantes, las bisbitas y los colimbos y, un largo listado de amaneceres helados...

miércoles, 22 de septiembre de 2010

De Buitres y Hombres

El lobo, las culebras, las arañas, los buitres, el raposo...
Un largo listado de especies que entran a diario en conflicto con el hombre y cuyos cadáveres aparecen muchas veces inertes en el campo a raíz de esa rivalidad ancestral. De poco sirve el beneficio que nos puedan causar, este queda nublado por los cientos de leyendas que empañan la importancia de estas especies en los ecosistemas. Su función ecológica es obviada por ridículas fobias que no dejan ver más allá de un ser que se presume odioso.

Es imprescindible mudar esas percepciones y hacer ver que esos seres odiados nos pueden aportar algo y que la coexistencia no sólo es posible, sino además gratificante. El divulgarlo no sólo es tarea de los "ecologistas" y de la administración, los periodistas tambien juegan un papel muy importante, aunque, pocas veces este es realmente asumido. Estamos habituados a leer en la prensa noticias sobre lobos feroces que degollan al ganado, serpientes venenosas de 3 metros que entran en casas, buitres que matan corderos, zorros robagallinas y un largo listado de animales que son tratados como alimañas a erradicar.


Colonia de Buitres en Monfragüe

Hace unos días, algunos medios difundieron una noticia acerca de los beneficios económicos que supone la presencia de buitres en los ecosistemas y cuyo titular decía lo siguiente:

Los buitres permiten en España un ahorro enegético igual al gasto de 9.000 hogares. Además, el cuerpo de la noticia señalaba que estas aves necrófagas evitan que 193.000 toneladas de CO2 acaben liberadas a la atmósfera (casi nada!!).
 

En España, se generan cada año 380.000 toneladas de carroña, de las que unas 150.000 corresponden a rumiantes (cabras y ovejas). Su incineración implica un alto coste energético, económico y ambiental derivado de la emisión de gases contaminantes y la imposibilidad del reciclaje natural de estos nutrientes por parte de la fauna salvaje y son necesarios 46 millones de litros de fuel oil anuales.

Si consideramos que un buitre adulto consume una media de 3 kg de carne semanales y que los ganaderos debe abonar una cuantía por la recogida y tratamiento de cada res que fallece, lo lógico sería que este gremio fuese el mayor defensor de las aves carroñeras de nuestro país. Desgraciadamente, esto no es así..

Seguimos encontrando buitres envenenados en nuestros campos y quejas en los medios de comunicación sobre los ataques a recien nacidos que puedan ejercer algunos buitres hambrientos, muchas de ellas, de dudosa credibilidad.

¿Conociendo estos claros beneficios, porque se nos hace tán difcíl la coexistencia?



 

En otros países, los buitres son animales venerados a los que se le ofrece el cuerpo de los seres queridos una vez fallecidos. De llevarse a cabo esta práctica en Europa, rápido acabaríamos con el vergonzoso negocio eclesiástico además de contribuir a la conservación de nuestras rapaces. 


En la elevada región del Tíbet, donde sus habitantes viven más cerca del cielo que del suelo, también mueren más cerca de las nubes que de la tierra. Por eso, a los tibetanos les aguarda un singular ritual funerario cuando fallecen: el entierro en el cielo.
Los tibetanos creen que el cuerpo es sólo un recipiente vacío para el alma; una vez llegada la muerte, esta emprende su viaje hacia otra reencarnación que será mejor o peor dependiendo del karma que haya tenido durante su vida, el cuerpo es destruido de la siguiente manera.
Con las primeras luces del día y espantando a los buitres que ya esperan su desayuno, la familia deposita al ser querido una vez descuartizado.

Los buitres, considerados daikinis o ángeles que bailan entre las nubes son los encargados de transportar el alma a los cielos.

Por último, los huesos son descompuestos en astillas que luego serán mezcladas con una harina de cebada llamada tsampa.


A algunos no les parecerá un fin digno y preferirán estar hacinados en un cementerio rodeados de desconocidos. Particularmente, yo no sé si existe un más allá, pero que las partículas que componen mi cuerpo retornen a un medio lo más natural posible me parece el mínimo agradecimiento que uno le puede devolver a la madre naturaleza por haber podido disfrutar de su esplendor.

Por último, quiero dedicarle unos minutos a José Antonio Labordeta. Su pérdida nos entristece en estos momentos. 



Hasta siempre!

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Sobre nuestros hábitats


Pocos paisajes pueden ser más asombrosos que la visión de un viejo bosque. Esas formaciones sombrías son representantes del más alto grado de madurez y evolución en la sucesión ecológica (Climax). En el caso de los robledales mixtos Quercetum mixtum, la larga lista de árboles y arbustos presente en estas formaciones ronda la cincuentena de taxones y tiene como resultado una gran diversidad en el estrato arbóreo que incrementa sustancialmente el número de nichos ecológicos disponibles para la flora y la fauna. La consecuencia es un ecosistema de gran complejidad y rico en términos de biodiversidad.


Este mes en Quercus, una revista mensual muy recomendable sobre observación, estudio y defensa de la naturaleza, Carlos M. Herrera nos ofrece un artículo titulado "¿Bosques? Los justos, gracias" que incita a profundas reflexiones. 
El autor e investigador nos recuerda que a pesar de estar valorados como un icono del mundo natural, los bosques son pobres en biodiversidad, en número de especies, en comparación con otros hábitats simbólicamente más modestos y menos vistosos. Ni siquiera los robledales más maduros consiguen igualar la riqueza natural de algunos pedregales, arenales o formaciones arbustivas, hábitats por lo general menos atractivos al ojo humano. En el artículo, Carlos hace referencia a las cordilleras béticas, una de las zonas más ricas de Europa en variedad y abundancia de taxones botánicos. En ellas viven cerca de 3.000 especies de plantas, varios centenares de las cuales son endemismos exclusivos de la región.


Volviendo a la valoración de nuestros bosques, lo cierto es que si me paro a pensar, no me extraño demasiado: En mis salidas camperas, mis avistamientos suelen muchos mayores en hábitats abiertos, y aunque se podría alegar que en las formaciones boscosas la detectabilidad de la fauna disminuye, el número de aves e invertebrados suele ser más numeroso en  las formaciones arbustivas lo que puede redundar en una mayor abundancia de taxones más complicados de observar y cuantificar (especies con hábitos nocturnos por ejemplo).



Reflexionando un poco más en el asunto, acabo llegando a varias conclusiones a mi parecer interesantes:

- Que todos los hábitats independientemete de su estado de sucesión o porcentaje de vegetación son necesarios, en todos ellos subsisten especies adaptadas y a veces únicas. Es en los hábitats más extremos y con más condicionantes para la vida en los que hayamos los taxones más interesantes, ya  que  estos ofrecen una variada gama de respuestas adaptativas y evolutivas lo que da lugar a un amplio abanico de especies diferenciadas.

- El objetivo de gestionar el medio debe ir encaminado a lograr la alternancia de distintos ecosistemas. Esto da lugar a un mosaico con variados parches de vegetación que pueden ser ocupados y aprovechados por un abanico amplio de elementos vivientes (por ejemplo: hábitats acuáticos en estepas áridas) lo que sin duda puede aumentar exponencialmente la riqueza natural de todo el entorno.



- También es triste percatarse lo lejos que estamos de gestionar adecuadamente nuestro medio. Falta mucho camino por andar para conocer el entramado y complejo número de relaciones y procesos que tienen lugar en nuestros ecosistemas y en lugar de ser cautos con nuestras actuaciones, seguimos asistiendo a un largo listado de catástrofes ambientales llevadas a cabo por el ser humano y abanderadas por la palabra desarrollo. 
Seguimos asistiendo al drenaje y canalización de nuestros humedales, a la roturación y destrozo de nuestras brañas y turberas para la creación de pastizales artificiales alegando como excusa habitual que la ganadería es sinónimo de biodiversidad (lo que es discutible en muchos aspectos). Asistimos aún a injustificadas quemas controladas en hábitats de interés prioritario y a continuas repoblaciones con pinos y eucaliptos que se siguen premiando desde la administración, pretendiendo incluso denominar con la palabra bosque a alguno de esos cultivos podados hasta los 6 metros y carentes de sotobosque.



- En lo que a mi me afecta, me apena la escasa formación sobre las distintas facetas de la conservación de la biodiversidad en los módulos forestales. Repasando apuntes pertenecientes a varios centros, de las distintas asignaturas que versan sobre los aprovechamientos del monte y las actuaciones y modos de preparar el suelo para favorecer los mismos, no hallé en ningún caso recomendaciones o restricciones para llevar a cabo estas prácticas. El hecho que estas se mencionen en clase queda siempre a merced de la sensibilidad del profesor. Por la experiencia que conozco, para impartir estas asignaturas suelen ser escogidos empresarios o altos cargos de empresas conocidas por su poco o nulo compromiso con la naturaleza
No puedo hacer otra cosa que recordar todas las cafradas que se impulsaron desde nuestro gremio; desde las repoblaciones de pinos en arenales que arrasaron la amenazada vegetación dunar hasta las brañas, turberas y mámoas y otros yacimientos arqueológicos que fueron destruidos al compás del ripper y subsolador...
A principios del siglo XXI, debates tan florecientes y didácticos como la gestión adecuada de nuestros recursos naturales y el fomento de nuestra biodiversidad siguen quedando relegados a un segundo plano y superados desgraciadamente por otros discursos enfocados a eludir los proyectos de evaluación de impacto ambiental y las directrices europeas de conservación de la naturaleza. Que esto cambie, está en nuestras manos..por lo que digo:
¿Actuaciones ambientales? Sí, pero las justas.

Espero que os haya gustado, las fotos corresponden a una salida realizada al bosque de Muniellos y su entorno con los amigos Daniel Penas y David Barral. A ellos les dedico la entrada.

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