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domingo, 21 de febrero de 2010

Morocco 3ª parte: Valle del Draa

Remato por fin con esta entrada el reportaje del viaje a Marruecos, espero que las cálidas imágenes os hagan olvidar el frio que se pasa estos días en la Cordillera Cantábrica.
Tras visitar el Parque Nacional Souss-Massa, nos dirigimos hacia el Valle del Draa. Por el camino, además de un erizo moruno atropellado, nos encontramos con extensas plantaciones de Argamias (Argania spinosa). Un árbol del que se obtiene un aceite muy valorado y al que se suben las cabras cuando la comida escasea.

A medida que avanzabamos el arbolado iba dejando lugar a los terrenos yermos y pedregosos. El atardecer nos dejaba otras bellas instantáneas.

Cogujada montesina Galerida tekhlae

Al caer la noche, decenas de sapos invaden la carretera. Es increible que estas tierras tán áridas alberguen tal cantidad de anfibios. Gabriel Martínez y Luís García, dos compañeros del herpetoforum me identificaron esta hembra de Sapo Moruno.

Hembra de Sapo Moruno (Bufo mauretanicus)

Pasamos la noche en Uarzazate. Nos sorprenden las edificaciones en la entrada de la ciudad: Atlas Studios. Aquí, se rodaron películas como Asterix y Cleopatra, Lawrence de arabia, etc.
Nos reunimos con unos compañeros que tambien estaban de viaje y logramos alojarnos 3 personas por 160 dh (15 euros) con desayuno incluido.
Por la mañana emprendemos la ruta hacia el desierto. Los paisajes son espectaculares. Piedras, sequía y tierra hasta donde la vista alcanza y la cordillera del Atlas de fondo...os dejo con unas fotos que lo describen mucho mejor que yo.

El paisaje va cambiando de colorido y a medida que nos acercamos al Valle del Draa, se vuelve más agreste e inhóspito.

En estos paredones, varias manchas claras delataban la presencia de posaderos de aves rapaces.Lo increible es que haya vida en estos páramos. La observación de collalbas negras y collalbas negras de Brehm fue constante en todo el recorrido.

Collalba negra de Brehm Oenanthe leucopyga

Adulto de Águila perdicera Hiearaetus fasciatus

Tambien vimos una águila perdicera y este roedor atropellado que aún no identifiqué.

En estos páramos disponemos de cobertura, de teléfono público y de continuas gasolineras. Sobre los tendidos podemos ver más pajarillos.

Collalba negra de Brehm Oenanthe leucopyga

Alcaudón meridional Lanius meridionalis subsp.algeriensis

Que sensación ver estos pueblos en medio de la nada.

A medida que ibámos ganando altitud, el paisaje que se mostraba ante nuestra iba ganando en espectacularidad. Detras de los tremendos paredones rocosos que alcanzan hasta 300 m, ya se divisa un hilo verde de vida: El Draa. El Draa es el río más largo de Marruecos, nace en las nevadas montañas del Atlas y muere en el océano atlántico al norte de Tan Tan.
Os recomiendo pulsar sobre las fotos para ampliarlas.



Insólita imagen del burro pastando entre piedras

Detrás de estos impresionantes cortados, podemos divisar aún el Atlas.

Al cruzar estas pequeñas montañas, las vistas hacia el valle no eran menos sorprendentes.

Vuelven a oirse los cantos de los bulbules, gorriones morunos, mirlos, y cogujadas. Qué marcado es el contraste de vida entre las dos zonas por la diferente disponibilidad de agua; que dependientes somos los seres vivos.


Hectáreas de cultivos y plantaciones de palmeras y argamias forman la vegetación de ribera.

La noche nos cayó encima lentamente. Era hora de tomarse un thé y reponer fuerzas para la jornada siguiente. Llevabamos casi una semana en el país, bicheando todo el día, con muchos kilómetros en la espalda, recogiendo a todo el mundo que hacia autostop, inténtando integrarnos y entender las costumbres locales, haciendo muchas preguntas y buscando conversaciones interesantes. Nos estabamos llevando una imagen bastante completa de Marruecos y su cultura.

Por la mañana, deambulando por el valle del Draa, dirigiéndonos hacia el desierto, nos parábamos ante todo pajarillo sospechoso. En las cercanías de un pueblo nos llevamos una grata sorpresa: Dos parejas de camachuelos trompeteros. El sol en contra me impidió realizar buenas fotos.
Camachuelo trompetero Bucanetes githagineus

Collalba negra de Brehm Oenanthe leucopyga

Collalba negra Oenanthe leucura

Una muy confiada Terrera sahariana
Terrera sahariana Ammomanes deserti

Proseguimos hacia el sur, directos hacia M'hamid, la puerta del desierto, donde la carretera remata dejando lugar a las dunas. Seguimos observando especies interesantes:

Cuervo desertícola Corvus ruficollis ruficollis


Lo que antes eran rocas y piedras, ahora son dunas y granos de arena.

Nos adelantan continuamente todoterrenos y motos de enduro. Quizás, me tacharán de radical, pero nunca me gustó el uso de estos vehículos a través las dunas por pura y única diversión. Un buen amigo que tras viajar mucho por Namibia y Mauritania me contó que se encontró con unos cuantos coches abandonados del Paris-Dakar, incluso mencionó algún caso de atropellos a niños saharauis...las típicas historias que no salen en las noticias. Después de África, viene Sudamérica. Pues, moverá mucha pasta y los ganadores serán tratados como héroes, pero a mi el Paris Dakar me parece una macarrada, un despilfarre de pasta y un atentado contra la vegetación que tanto le costó establecerse en un hábitat tan desértico, además de un insulto a los habitantes de esas tierras.
Con lo bello que es desplazarse en dromedario Camelus dromedarius..
Los dromedarios de aquí tienen todos dueño. Algunos deambulaban aparentemente libres, pero sólo era apariencia, ya que tenían las patas atadas. Algo similar a las trancas que se le coloca al ganado equino mostrenco en Galicia y que causó la muerte a decenas de caballos en los fatídicos incendios de 2006.

Cuando llegamos a M'hamid, estábamos agotados de tanto kilómetro, del calor y del cansancio que fuimos acumulando durante el viaje. Yo me moría de ganas por adentrarme en el desierto en busca del gorrión sahariano, pero el acoso de los marroquís ofreciendo sus servicios, las pocas ganas de regatear, el escaso tiempo del que disponía y el cansancio me hicieron desisitir. Lo cierto, es que ahora mismo me arrepiento un poco..

Después de comer y reponer fuerzas, decidimos retroceder camino dirigiéndonos poco a poco hacia Marrakesh y entrar mañana con más fuerza en el Atlas. Al irnos, una última observación inesperada me devolvió la sonrisa.

Collalba desérticaOenanthe deserti
Con semejantes vistas y el sol más bajo, el camino de vuelta se hizo más ameno.
El Atlas situado a más de 300 km siempre a la vista.

Tiffoultoute
Nos dirigíamos hacia Ait-Benhaddou (ciudad fortificada). Esta ciudad es Patrimonio de la humanidad declarado por la UNESCO en 1987. En ella se rodaron películas como Gladiator, Alejandro Magno, La Joya del Nilo, Jesús de Nazaret, etc.

Un Kasbah es una fortaleza para el líder local que lo protege en caso de ataque. Es un signo de la riqueza de algunas familias de la ciudad. Construidos en la cima de una colina, eran más fáciles de defender. Entre admiraciones para las bellezas culturales, seguiamos bicheando: Gorrión chillón, vencejo pálido, curruca tomillera, avión roquero, roquero solitario y algún pajarillo más.

Colirrojo diademado Phoenicurus moussieri

Vimos esta liebre atropellada, más tarde tendríamos la suerte de ver una viva a escasos metros.
Liebre magrebí Lepus schlumbergeri

El contraste de vida y color es asombroso.
En estos valles aislados del Alto Atlas sobrevive la cultura bereber.
La carretera serpentea y te alza hasta un punto desde el que se puede apreciar la garganta en toda su plenitud. A espaldas del Atlas y a contraluz estas son algunas de las impresiones.
El río Asif Ounila baña de vida estas tierras rojizas.
Una carretera zizagueante, tortuosa y en obras nos dejaba brutales imágenes como esta.
Me decía un buen amigo que probablemente la pala haya sido uno de los inventos más destructivos del ser humano. Desarrollo versus modo de vida tradicional.
En casi todos estos pueblos pudimos apreciar antenas parábólicas. Gran parte de los críos tenían síntomas de "europeización" con camisetas del Madrid y del Barça. Muchos ciudadanos no conocían su Parque Nacional Souss Massa pero si a Messi.

Al fondo, encajonada en la ladera, se halla la kasbah de Tamdakt
El valle del Asif Ounila siempre fue un lugar de paso natural que comunicaba Marrakech con los pueblos nómadas del sur del país. Sus escarpadas laderas en las que se asientan varias kasbah ofrecen unas de las más bellas imágenes que me traigo del país. La carretera en obras estaba dificilmente transitable. Eso, si te arriesgas además a cruzar un río sobre cantos rodados, hecho que con el coche de alquiler nos supuso una emoción añadida del viaje. Eso sí, en día lluvioso no os recomiendo aventuraros por esta carretera.

Antes de llegar a Telouet, nos encontramos con esta asombrosa llanura situada a 1.870 m. con el mismo nombre. En este lugar, sólo nos separaban de las cumbres del Atlas los rebaños de ovejas siempre resguardados por pastorcillas que se negaban a ser fotografiadas.

Siempre con los prismáticos en una mano y la cámara en otra no perdimos la presencia de este ejemplar adulto de Ratonero moro.
Ratonero moro Buteo rufinus

Ya en el corazón de la Cordillera, seguimos disfrutando de la fauna: Chovas piquirrojas, collalbas negras y estas confiadas Ardillas morunas.
Atlantoxerus getulus

Ardilla moruna
Con la vista echada hacia las cumbres del Tizi-n-Tichka, nos íbamos despidiendo del Atlas. Durante parte de la carretera hacia Marrakech además de los característicos taxistas suicidas que te adelantan hasta en las curvas, nos encontramos puestos de venta de fósiles, de figuras cerámicas, fruta y un largo etc.

El viaje iba tocando a su fin. El día siguiente lo dedicamos exclusivamente a Marrakech.
Entrar conduciendo en la ciudad nos supuso todo un reto. No os puedo enseñar el vídeo del tráfico descontrolado y el caos que reina en el asfalto de la ciudad ya que un guardia real nos obligó a borrarlo bajo amenaza de meternos en la comisaría.

Bebedero de burros en Marrakech

Al llegar a la ciudad, seguimos avistando aves: Cigüeñas, Bulbules naranjeros, Escribanos saharianos y buscando los Halcones de tagarote.
Nos dirigimos a la famosa plaza Jeema el Fna. Durante el día, vendedores de zumo de naranja y pomelo, Halaquíes (narradores de historias), magos, dentistas, vendedores de ungüentos, domadores de macacos, encantadores de serpientes y Aguadores ocupan la plaza.


Es común que le coloquen al turista una serpiente al cuello para obtener unos cuantos dirhams, lo mismo sucede con las fotos que les saqueis. Entre los réptiles se hallan cobras, crótalos diamantinos, culebras de escaleras y una serpiente que semejaba una mamba pero que no llegue a identificar. Para no contribuir a este negocio que expolia animales de su medio natural, tomé las fotos a distancia y agachando la cámara. Me niego a pagarles un duro por ello.

Tambien había varios puestos con cabezas de impala, camaleones, ardillas domesticadas y hasta abubillas muertas envueltas en plástico. Están allí presentes todo un arsenal de especies catalogadas...
Os ruego que si acudis a Marrakech, procureis no mostrar absoluto interés por ello. Es una manera de hacerle boicot al expolio de especies silvestres para exhibirlas ante el público.

Dedicamos gran parte del día a visitar el zoco. Al atardecer pudimos ver los vencejos moros revoloteando encima de la plaza. Por dos veces vimos tambien un Halcón que debido a la distancia y la oscuridad no logramos identificar como Tagarote o Peregrino.

Al llegar la noche, Jeema el Fna se convierte en un hervidero de gente. Por todas partes hay grupillos, coros y representaciones. Algunos simplemente tocan instrumentos y cantan en grupo, otros narran historias o hacen trucos de magia pero el tumulto y la participación de los marroquies en todas las actividades es común en todos los corrillos.
Además de ello, el zoco sigue abierto, hallareis dispersos varios tenderetes de juegos de habilidad. En el centro de la plaza los camareros tratarán a sentaros en puestos culinarios cuyo aceite hirviendo desprende un velo que nubla los mismos.

Al día siguiente cogimos el tren nocturno a Tanger y volvimos a cruzar el estrecho en el ferry avistando pardelas, paiños, págalos, gaviotas y charranes...

Resumiendo, Marruecos es un país que no deja indiferente a nadie.
Juega en su contra la conducción temeraria, para los escrupulosos la higiene, que los occidentales son poco menos que euros con patas y que te encuentras plásticos y cristales tirados hasta en el desierto.
Juegan en su favor los espléndidos paisajes, un precio por dormir y comer más que asequible, que la gente es muy amable y servicial, una fauna y flora distintas, una cultura y costumbres diferentes. Un viaje ideal para iniciarse en el continente africano.

Espero que os haya gustado.

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