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miércoles, 22 de diciembre de 2010

Serra de Ancares: Tres Bispos

Proseguimos con la trilogía Serra de Ancares, iniciada en la entrada anterior: Val do Ortigal; lugar que abandonamos para dirigirnos a la cima del Tres Bispos. Para despedir el otoño y darle la bienvenida al invierno, ¿Qué mejor que una entrada nevada?

Aunque yo siempre salí desde A Campa da Braña, existen otros modos de abordar el Tres Obispos. El compañero Dani colgó en su blog estos días una excelente entrada muy navideña detallando otra ruta. 


Empezamos la ruta por un camino blanco cubierto de nieve que afortunadamente cubre el horrible asfalto de los primeros kilómetros. Los brezos en el valle nublado ofrecen una estampa llena de misterio.

No tardamos mucho en dar con los primeros rastros:
Una Perdiz, no sé si común Alectoris rufa o Pardilla Perdix perdix dejó sus huellas.
El lobo ibérico Canis lupus mostró su presencia con un vistoso marcaje en medio de la carretera. Las heces petrificadas por el hielo, llevaban ya unos días.
Además, el amigo lobo dejó un rastro contínuo. Sólo pudimos constatar un ejemplar ya que los perros del albergue no nos soltaron durante toda la caminata, cruzándose delante y borrando constantemente los pocos rastros que la nieve no cubriera. Aún así, pese a las características que delataban que pudiese pertenecer a un lobo, seguimos sujetos a que un perro nos haya engañado.
 En un abrevadero para el ganado, había tres ejemplares de Rana Bermeja Rana temporaria.

Un manto de niebla impedía ver más allá del bosque nevado de robles.
 Más rastros, esta vez un Corzo Capreolus capreolus.
A medida que ibamos avanzando, el tiempo empeoraba. Empezó a nevar más fuerte, la niebla se hacía más densa y nosotros no habíamos llegado ni a la campa de Tres Bispos. Ibamos a coronar la cima en medio de la niebla sin disfrutar de las vistas...menuda decepción! Os dejo con un vídeo de medio minuto de nieve.


Pero, al llegar a la campa dejó de nevar y a través de la niebla se empezaron a ver los rayos del tímido Lorenzo
.


A pesar de la niebla casi podemos adivinar algunas de las cumbres de la Sierra de Ancares: Corno Maldito, Pico de Lagos, O Mostallar.



En ciertos momentos de la ascensión, los rayos del sol deslumbrando en la nieve me recordaban a dos temas: Highway to Hell y Stairway to Heaven. Aunque para gustos musicales... ;)



Más rastros: en la imagen superior, un Zorro Vulpes vulpes que nos acompañó hasta el collado y en la imagen inferior un micromamífero. Es increible como pueden sobrevivir estos animales con más de 60 cm de espesura de nieve.




Ya divisábamos el objetivo! Los perros que no nos soltaron en todo el camino, se divertían ahora corriendo y tirándose de espaldas sobre la nieve, dejándose así deslizar por la ladera. Qué graciosos son estos chuchos!


El viento perfila curiosos dibujos en la nieve. 
Llegado aquí, me dispuse a grabar una panorámica de lo que nos rodea. La niebla se había disipado y las vistas eran espectaculares.




Una panorámica del espectacular Valle del Ortigal, del cual hablamos en la entrada anterior.


Los picos que delimitan Galicia: Os Penedois, Pico das Charcas, Corno Maldito, Pico de Lagos, O Mostallar y Penalonga.


 La cumbre más bella e imponente: Penarrubia.


 Una perspectiva del Tres Bispos y Os Penedois.


 Un vistazo hacia atrás...


Despues de salir desde el Albergue y afrontar el desnivel de 500 metros, estábamos ya en la cima! 
El Tres Bispos con 1.795 metros, es una cumbre bien modesta si la comparamos con la mayoría de los Picos de la Cordillera Cantábrica. 
Su nombre se debe a que supuestamente fue el lugar al que acudieron los tres obispos para repartirse las diócesis de Astorga, León y Lugo.


El frondoso valle del Ortigal
Pico  de Campo Longo y Alto de Vedual delimitando el Valle de Porcarizas.


Al pie de la Campa de Brego, el imponente Penarrubia, que a pesar de su apariencia, no tiene más de 1.822 metros.
Una serie de panorámicas de las cumbres en fila. Ante estos paisajes, uno no tiene otras palabras que no sean para preguntarse ¿Como es posible que esto no sea aún Parque Natural?



Una vista hacia el Pico Charcas, Corno Maldito y Pico do Campo longo. Con tiempo claro, desde aquí se pueden divisar las Ubiñas y hasta El Cornón!


 Más fotos del Valle del Ortigal


El Valle de Porcarizas


Allá abajo, deslumbra el refugio de Brego en la Campa con el mismo nombre. Detrás, el alto das Becerreiras.

Unas huellas de Liebre de piornal Lepus castroviejoi (imagen superior) y de Zorro Vulpes vulpes (imagen inferior) nos guiaron hacia el bosque de Cabanavella. Aunque, eso lo dejaremos para la próxima entrada...





BO NADAL!!!!



martes, 14 de diciembre de 2010

Serra de Ancares: Val do ortigal

Aprovechando el Día Internacional de las Montañas, cuelgo una nueva entrada sobre la escapada a Os Ancares.
Recién llegados, nos dirigimos directamente hacia el Valle del Ortegal y sin perder más tiempo emprendimos la caminata. 



Aunque la otoñada ya estaba en sus últimos coletazos, el colorido le seguía dando al paisaje unos contrastes preciosos.


El bosque del valle del Ortigal es el más extenso de Galicia. Aquí podemos hallar en función de la ladera  (condiciones climatológicas) y del sustrato, variaciones locales interesantes en cuanto al estrato arbóreo presente y dominante. Carbas o Robles albares Quercus petrae y Melojos o Cerquiños Quercus pyrenaica se disputan por dominar el bosque entre Acebos Ilex aquifolium y Abedules Betula alba

El rastro de un Zorro Vulpes vulpes nos acompañó durante toda la ruta.


En parte del camino vimos varios rastros que atribuyo a un ratón de campo. Se corresponden con la imagen superior e inferior.






Me encontré con estas huellas que en un principio, en el campo, atribuí a un Lirón gris Glis glis. Ahora, despues de consultar la guía con más calma, se las atribuyo a una Ardilla Sciurus vulgaris. Aunque, ambas especies dejan unas huellas muy similares. La posición de las mismas (muy juntas y en grupos de cuatro regulares) además de que en mi opinión (y basándome por la hoja del abedul), son de un tamaño algo superior al de las marcas que dejaría el Lirón. Aunque, a pesar del razonamiento, mi idea está sujeta a equivocaciones...


Las ardillas siempre se desplazan a saltos cuando están en el suelo. La distancia entre las huellas y el hecho que no encontráramos ningún rastro que no fuese a saltos, tambien apuntan a la ardilla como autora de las huellas

La foto superior es bastante mala pero creo que se puede apreciar la posición de las dos patas delanteras colocada entre las dos traseras y el conjunto de las cuatro huellas agrupadas. Es característico de las Ardillas cuando se desplazan por el suelo.


Más rastros del roedor. Merece la pena pinchar sobre la imagen y observar mejor las huellas.


Una vez llegados a la Campa do Ortigal paramos a echar un vistazo a lo que nos rodea.  La nieve que pisabamos cubría una braña, una zona húmeda que ayudada por la labor del ganado se convierte en un pastizal natural. Nos rodean bosquetes de Acebos y algunos Abedules. Los contrastes entre la nieve, el cielo y los restos de la otoñada dan lugar a un paisaje precioso.





Una panorámica del paisaje que dejamos atras. Un precioso recorrido por el bosque que estuvo adornado por los ladridos de dos Corzos Capreolus capreolus, los sonidos de los Arrendajos Garrulus glandarius que delataban nuestra llegada a los demás seres del bosque y el avistamiento de varios páridos y una decena de Zorzales alirrojos Turdus iliacus .


Más rastros: En la parte superior de la imagen podeis ver la guarida de un roedor, puede que un ratón de campo. Saliendo de la misma se puede apreciar el surco dejado en la nieve por las salidas y entradas. Pinchando en la imagen para ampliarla se vé mejor.

Un detalle de los rastros dejados por el roedor de la guarida anterior. Alrededor de sus huellas, podeis apreciar otras más grandes que pertenecen a un raposo. Supongo que buscando algo que llevarse al estómago para sobrevivir al invierno.

  
En la foto superior, unas huellas de Liebre de piornal Lepus Castroviejoi. Sus patas son auténticas raquetas perfectamente adaptadas a la nieve.

Otro rastro más de maese raposo que nos acompañoótodo el camino.





Llegados a este circo, seguimos el rastro de uno de los carnívoros más esquivos de la fauna ibérica: La Marta Martes martes que nos obsequió con un conjunto de rastros muy bien conservados y marcados.

En los rastros se pueden apreciar las uñas marcadas en la nieve.



Rastros de Marta en la nieve con distintos patrones de movimiento en función de la pendiente. Este ejemplar parece desplazarse a saltos.


Al principio pensé que la Marta excara la nieve para realizar un marcaje territorial con un diminuto excremento. Es muy habitual este comportamiento en el género Martes. El color rojizo se debería a que es común, en esta época, que estes mustélidos se alimenten de frutos del bosque. Pero, resultó ser la madriguera de un pequeño roedor, ese tono rojizo en la nieve no era otra cosa más que sangre de la presa capturada.

Los árboles muertos se mantienen en pié como auténticos esqueletos, llenos de vida alimentándose de la podredumbre de sus entrañas.


En este bosque podemos encontrarnos con numerosos Robles albares Quercus petrae centenarios. Son unos ejemplares espectaculares! Al ver el tocón, surge la ocurrencia que el epiteto específico petrae de este roble,  haga mención a su aspecto macizo y "petrificado" y similar a una roca grande. Pero, no se debe exactamente a eso: petrae deriva del latino petraeus: "que crece entre rocas", y alude a la tendencia de esta especie a vivir en sitios más agrestes y secos que otros robles.

Roble albar o Carballo albariño Quercus petrae

 Acebo  Ilex aquifolium

En algunos países europeos, se tenía a este roble por maldito y se creía que quien cortara uno de ellos o viviese en una casa para cuya construcción se hubiese empleado su madera estaba sujeto a grandes desgracias ¡Que destrozo hubiésemos evitado de existir una creencia similar en Galicia con nuestro Carballo!


La aparición de esta seta nos delata un brusco cambio de las temperaturas asociado a una repentina nevada.

"Agua que, a veces piensa"   Joaquín Araújo

Todo esta belleza que acabáis de ver pertenece a un sistema montañoso superior: la Cordillera Cantábrica. A pesar de su alto contenido en biodiversidad, estas montañas están amenazadas. Las minas a cielo abierto, las autovías, los parques eólicos, los embalses, las pistas de ski y las urbanizaciones, entre otras muchas amenazas quiebran, fragmentan y destruyen esta Cordillera. Hoy con motivo del día de las Montañas, solicitamos protección para el conjunto de este sistema montañoso y su declaración íntegra como Reserva de la Biosfera de la UNESCO.




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